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La banda sonora de mi vida

Lista completa de canciones



La música me ha acompañado durante toda la vida. Pisé por primera vez un escenario en 1964, cuando tenía seis años de edad. Desde entonces no he dejado de cantar.

He tenido la suerte de vivir y disfrutar una era irrepetible de la música popular (los años 80) y de poder recrear, con mi propia voz, algunas de las grandes creaciones de la época.

La tarea no ha sido siempre fácil, en parte debido a que mis condiciones vocales naturales son más apropiadas para la baguala que para la música popular internacional.

Pero como soy muy cabeza dura, casi siempre me he empeñado en cantar todo aquello que me gusta, simplemente, sin importarme otra cosa más que la satisfacción que me produce cantar.

En el menú de la derecha van a encontrar los autores y los géneros. Son más de doscientas canciones, de épocas, estilos y culturas muy diferentes, de autores y compositores que de algún modo me han conmovido, que he podido grabar desde 2001 en adelante.

Son grabaciones caseras, sin ninguna pretensión. Las bandas de sonido no son las mejores, desde luego, pero han sido para mí la excusa perfecta para cantar, para rescatar de la memoria algunas piezas perdidas, para revisitar lugares y momentos de mi vida.

Agradezco a todos los que durante estos años han mostrado su interés por mis grabaciones. Espero sinceramente que las disfruten.

Music

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Todas las canciones

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Un aprendizaje precoz



Así, los micrófonos, los transformadores, las válvulas de vacío y las antenas fueron mis primeros juguetes. Mientras la mayoría de mis amigos tenía en su casa una radio pero solo para escuchar las emisoras locales, yo tenía en la mía una radio para transmitir mi voz al mundo. Me parecía natural, pero no lo era.
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En el verano austral de 1965/66, cuando tenía yo solo siete años, se produjo un pequeño suceso que iluminó mi vida: Por primera vez mi padre me dejó operar su estación de radioaficionado -la LU9OA- y me enseñó a comunicarme con el mundo.

Han transcurrido casi cinco décadas desde entonces. Hoy, gracias a mi padre y a su imborrable ejemplo, puedo mirar el cambiante mundo de la comunicación y la tecnología a través del prisma de la experiencia. Y sobrevivir con humildad, sin estridencias, en un medio en donde parece que solo triunfan las vanidades.

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