El Himno al Señor del Milagro encoge el corazón a cualquiera. Cantarlo es un privilegio y también un desafío, porque a pesar de su culto origen es una canción sin otros modelos que el de la multitud doliente que camina mientras canta y pide para la ciudad la protección de su santo patrono. Hay versiones muy bonitas, muy clásicas y no tan clásicas. También las hay menos bonitas, menos cuidadas. En mi caso he tenido la suerte de encontrar en Internet la exquisita interpretación al piano de Juan Belmonte Ávila, a quien no conozco, pero que se merece, sin dudas, una cálida felicitación de todos los salteños, porque esta es una pieza de música que merece un lugar más destacado entre nuestras mejores tradiciones culturales, y él le ha dado una altura hasta ahora desconocida. Yo me he limitado a cantar algunos versos, como si lo hubiera hecho en la esquina de Deán Funes y Belgrano al momento del paso de la imagen del Señor del Milagro.
Himno al Señor del Milagro (Solá de Solá - F. de Urkía)
Luis Caro
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