Luis Caro
El 4 de diciembre de 1918 nacía en Salta mi madre, María Elena Figueroa. Lo hacía tan solo unas semanas después del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, la más brutal de todas las conocidas por la humanidad hasta ese momento. Mi madre solía decirme, en tono de broma, que fue su nacimiento el que trajo la paz al mundo, ya que si bien su llegada se produjo poco después del cese de las hostilidades, se adelantó unos seis meses a la firma del Tratado de Versalles, que afianzó la paz y organizó el sistema internacional de una manera enteramente diferente.