Yira, yira es el tango más bonito de todos los que compuso Enrique Santos Discepolo. Según el mismo autor, se trata del más espontáneo de sus tangos, inspirado en un momento amargo, de los muchos que hubo en su vida. "Venía yo, en 1927, de una gira en la que nos había ido muy mal. Y después de trabajos, fatigas, luchas y contratiempos regresaba a Buenos Aires sin un centavo. Me fui a vivir con mi hermano Armando a una casita de la calle Laguna. Allí surgió 'Yira… yira…', en medio de las dificultades diarias, del trabajo amargo, de la injusticia, del esfuerzo que no rinde, de la sensación de que se nublan todos los horizontes, de que están cerrados todos los caminos. Pero en aquel momento, el tango no salió. No se produce en medio de un gran dolor, sino con el recuerdo de ese dolor". Así contaba Discepolo la historia del nacimiento de este tango.
Yira... yira... (Enrique Santos Discepolo)
Luis Caro
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